Existen tantos estándares de medición de los sombreros finos de Montecristi, como intermediarios y comerciantes que a ello se dedican. En mi humilde opinión, esto es así porque cada uno intenta explicar de algún modo, porque los sombreros que vende son buenos y por tanto costosos. Yo me rijo por el método más tradicional y aplico una variante que me ayuda a determinar no solo la finura, sino también la calidad de la ejecución del tejido.
Una vez rematado el sombrero, tomo mi cuentahílos y determino suavemente con una plantilla una pulgada cuadrada sobre la copa del sombrero, en esa pulgada escogida cuento de modo lineal cuantos puntos de cruce (intersecciones) hay entre las pajas. Repito esta operación en tres puntos de la copa y la media es lo que denominamos grado del sombrero. Por tanto, un sombrero grado 50, tiene un tejido tan prieto que la trama de las pajas, alberga 50 puntos de cruce en un espacio de 2,5 centímetros. Adicionalmente, en las mismas mediciones saco un conteo análogo en el sentido vertical. Pues en cada muestreo tomo las dos medidas y las multiplico. En el caso del ejemplo anterior, nos dio grado 50 en horizontal y 46 en vertical son 2300 puntos, lo cual habla de un sombrero de altísima calidad.
Es muy importante señalar que un tejido fino precisa de una preparación de la paja, de un dominio de la técnica y de unos plazos de ejecución, que garantizan un sombrero de paja toquilla de calidad suprema. Las artesanías no son perfectas ni pretenden serlo, su propia naturaleza las hace hermosamente imperfectas, ahora bien la destreza de un artesano con experiencia y meticulosidad, se evidencia a la hora de examinar una pieza donde el tejido es uniforme, donde el tamaño de las pajas es parejo, donde el color de las pajas se ha escogido para que sea un conjunto acorde. Todas estas variantes que el artesano experto estudia y observa permiten pues, llegar a cuotas de calidad que convierten algunos de estos sombreros extrafinos de paja toquilla en piezas de museo.
Teniendo en cuenta este largo y delicado proceso, encontramos que un único artesano puede dedicar a un sombrero de este nivel, entre 6 y 12 meses de trabajo diario y exclusivo. Por tanto, el valor de estas joyas ha de ser acorde a la dedicación absoluta. Una razón más para hacer un trato justo y comprar directamente de manos del artesano. Con este firme propósito, intentamos saltar todos estos intermediarios, procurando que los precios justos de estos tratos, lleguen directamente a manos del artesano, quien es la parte peor tratada habitualmente en esta ecuación. El dinero solía quedarse en los bolsillos de tiendas, intermediarios y comerciantes que muchas veces desconocen que un sombrero puede ser el sustento anual de 2 y hasta 3 familias.